...Una mano amiga para la caricia esperada.
Una voz tierna para arrullar mi alma.
Alguien que me diga que la vida no es para siempre
Que me abra los ojos cegados por la mente.
Siento que he regalado tantas caricias
He arrullado tantos llantos,
He consolado tantas impiedades,
He corrido la venda de los desesperados…
Donde están hoy esas manos bondadosas?
Esas voces que calman el dolor,
Esa vida que no es para siempre,
Mis ojos siguen cegados por mi mente.