La soledad, quién no la ha sufrido alguna vez? Y quizás en algún caso sea buena para conocernos interiormente, reflexionar, analizar…pero cuando abunda, cuando se hace una constante, es un sacrilegio, un acto de maldad para con nosotros mismos.
Y por eso hoy me gustaría confesarte cuanto te extraño, decirte que ese trozo de soledad que aun late dentro de mí, es nada más que el huequito vacío de tu ausencia…
Este mundo es tan simple, pero creo que quizás nos empeñamos en hacerlo complicado.