Recuerdo ese día, esas flores adornaban tu presente. Cuanta alegría fluía por mis poros, nerviosismo también, pero por sobre todo el placer de papá y mío de verte crecer no sólo físicamente, sino por dentro.
Me encuentro recordando esos momentos así, con la nostalgia de un tiempo de sueños, de una felicidad que creía eterna, pero la vida cambia minuto a minuto y nunca sabemos lo que nos tiene preparado, quizás por eso, esos instantes benévolos son los encargados de llenar los vacíos del hoy.
Miro esas flores, tus flores, tu alegría y la nuestra, en contraposición con mi hoy para calmar este hueco de la dicha que tanto anhelo.