Me encantan los días lluviosos, realmente la palabra encanto es lo que en mi provocan.
Disfruto viendo por mi ventana o asomándome al balcón, dejando volar mi imaginación a ideas, proyectos y planes olvidados, todo se sumerje en esa sensación de tranquilidad y cobijo, el sonido de las gotas chocando contra el techo, el perfume a hojas mojadas...y luego, la total calma cuando el cielo va despejando, corriendo el telón a lo cotidiano en un paisaje más sufrido, más fresco, vivo...